viernes, 21 de octubre de 2016

AUTORIDAD Y LEALTAD


Son apenas 100 metros los que debo caminar, cabeza gacha, uniforme azul, como de ropa de trabajo, y os aseguro, está siendo un auténtico calvario. A cada paso que doy me parece que mi final está más y más próximo. Me inquieta no poder ver las caras de los que me observaban llenos de rabia desde la penumbra, expectantes ante mi paso asustado y dubitativo. Desde mi interior me pregunto: ¿cuántos de estos individuos ya me habrán reconocido?, supongo que lo sabré muy pronto, tal vez mañana por la mañana. La verdad, nunca pensé en cómo se sentirían aquellos pobres desgraciados a los que escoltaba hasta aquí, para mí no eran personas, ya eran solo presos con un número asignado. He recorrido la mitad de este pasillo, ahora ya solo soy un preso, aunque pensándolo bien, podría haber sido mucho peor. No cabe duda que todos en este lugar saben de mi pasado y que ahora nadie puede ser más odiado en esta prisión que yo mismo. Ninguno de mis futuros atacantes se parará a pensar cuales han sido los motivos por lo que estoy aquí encerrado, sólo seré un símbolo en el que vengarse de sus propias frustraciones. Sí, eso es lo que soy aquí, un objetivo legítimo para cualquiera que se sienta agraviado por el sistema de la autoridad del que yo mismo formé parte. Por fin llego a mi destino, pero solo es el principio de mis sufrimientos, la reja se cierra y siento un enorme alivio, al menos aquí me siento seguro. 
Pensamientos de reflexión me invaden por dentro, sentado en la que ya es mi cama, soy Máximo Leal, mi nombre y apellido eran mi garantía de lealtad y autoridad, hasta la fecha un gran policía con un expediente intachable al otro lado de la oscuridad en la que ahora me encuentro con una pena de muchos años por cumplir.












martes, 11 de octubre de 2016

ESTRAPERLO DE POSGUERRA 1. NEURASTENICO


En realidad el exceso de trabajo sin medida, con un agotamiento nervioso constante y con su carácter de defectos acusados tales como la impaciencia, la ira, el egoísmo, la soberbia y el orgullo, entre otros, ha hecho brotar en su interior un bucle de excitación patológica con una única salida: convertirse en un auténtico neurasténico. Con toda certeza, no lo puedo asegurar, pero creo que se medica a escondidas y cuando sale hacia el pueblo es para conseguirse las dosis necesarias para pasar todo el mes. 
Mi padre, un neurasténico en la familia como jefe del clan familiar, no es de un trato muy agradable, pero controla y administra de manera exageradamente minuciosa el tinglado de nuestra prohibida economía sumergida en los tiempos que vivimos.
Escuchamos cada mañana con atención sin apenas levantar la mirada, mi madre, mi hermano, nuestras esposas y nuestros hijos: el margen de error no es permitido, y todo el día merece una dedicación plena para la actividad que realizamos, todo debe salir a la perfección, es el mensaje que nos transmite mi padre cada mañana durante el ridículo almuerzo. 
En nuestra masia, a medio camino de la colina, la pobre cosecha de los campos cultivados es entregada al estado para su posterior racionamiento a la población, por imposición del dictador Francisco Franco, son tiempos de posguerra y los alimentos escasean entre la población.
El exhaustivo control y trabajo metódico de mi padre nos permite almacenar productos en escondites secretos que no entregamos a las autoridades y, sin levantar sospecha alguna, los vendemos en el mercado negro también llamado estraperlo.
El mercado negro tiene sus complicaciones y para ello todos tenemos un trabajo asignado. Las mujeres se dedican a la confección, y mi hermano y yo, nos encargamos de la distribución clandestina, venta o intercambio de todos nuestros productos con otros.
Hasta el momento gozamos de una buena vida, no somos simpatizantes del régimen político y nos mantenemos al margen, por el momento, los habituales registros en la masia por parte de militares de la Guardia Civil no han delatado nunca nuestra actividad perseguida y castigada.





















viernes, 7 de octubre de 2016

AVISPADO DR. MIEL


Lentamente se abrieron sus ojos, aletargado y derrotado, algo de fiebre incluso, seguramente el primer catarro del otoño. Para desayunar y aliviar aquel malestar unas tostadas con, ¿con que?, se preguntó!. Las tostadas estaban embadurnadas en un líquido viscoso, denso y de color ámbar. A la vez que observaba y escuchaba con sus jóvenes 8 años de edad, su abuela comentaba: "es un producto esencial para el hombre, se reconocen sus propiedades beneficiosas como alimento, para endulzar, como ingrediente en deliciosas recetas culinarias y para tratar innumerables enfermedades". 
El sabor de aquel producto en su boca fue una explosión de recuerdos. Al nacer, su abuelo en paz descanse, le untó sus labios con miel artesanal de la que él mismo producía, con la finalidad de encarrilar la vida de aquel recién nacido hacia una vida feliz y dulce como aquella rica miel.
Después de aquel desayuno delicioso empezó a investigar acerca de aquel líquido dulce y viscoso, a los 12 años tenía sus propios panales escondidos en un bosque cercano y de los cuales ya recolectaba con afán su propia miel. 
Dedicó todo el tiempo disponible a las abejas y a mejorar la miel que recolectaba, viviendo siempre entre abejas, consiguiendo al fin un producto que alargaba la vida y que hacía servir como moneda de cambio para cubrir todas las necesidades a lo largo de su vida. En la antigüedad ya se utilizaba la miel por sus propiedades medicinales y antisépticas, evitando el desarrollo de bacterias, como conservante de frutos y era relacionada muchas veces con la inmortalidad tan ansiada por los humanos. 
Un día de intenso calor, el apicultor fue encontrado sin vida junto a sus panales de abejas, llevándose consigo el secreto de aquella fórmula magistral tan deseada y envidiada por otros apicultores, fabricantes, multinacionales de laboratorios farmacéuticos, para producir y patentar aquel producto que ya había sido bautizado como la miel del elixir de la vida.
En la actualidad las abejas del lugar, con gran descuido, continúan en su labor de producir una sencilla miel que ya hace muchos años que nadie recolecta.