Un día de tarea desalentadora, tocaba ayudar a uno de mis mejores amigos en su traslado de piso. Hoy era el último día de aquel antiguo piso del ensanche de Barcelona, con un gran patio, y del cual siempre me llenaba de curiosidad el patio de la casa contigua. Un patio con un aspecto desolador, las ventanas del piso siempre estaban abiertas, invitando a entrar, la verdad es que nunca pude advertir movimiento alguno, no parecía vivir nadie, ese día fue el adecuado para saltar y acabar con mi curiosidad.
Con la paciencia que normalmente me acompaña a la hora de realizar mis reportajes fotográficos, intentando no omitir detalle alguno, observando con cautela pude leer y fotografiar aquel escrito que llegó a mis manos adelantando la historia del lugar, una historia anónima más acerca de la vida misma.
La carta manuscrita dice así:
Querido Vicente, 15 de Diciembre de 1956
Mucho me duele tu partida, es un dolor que me quema el alma y me deja en un presente incierto. Que difícil se me hace la vida sin ti!.
durante estos días he estado tratando de comprender, ¿Por qué te has ido?, ¿por qué me he quedado con este inmenso vacío?, he llorado, he gritado y he suplicado al cielo que vuelvas junto a mí. Entre espacios de añoranza, me calmo, respiro, suspiro, te siento, te vivo y vuelvo a llorar.
Y hoy creo haber entendido todo esto.......